miércoles, 12 de septiembre de 2007

Kalofer (Калофер)

Tiene Kalofer el mérito, entre otros muchos, de ser la cuna del poeta y héroe nacional búlgaro Hristo Botev. No puede pasar desapercibido el inmenso monumento que se ha construido en su memoria, dominando la vista del pueblo, como vigilándolo para advertir a sus pobladores de algún otro intento, como en el pasado, de dominio extranjero

Escucho el relato de Dimiter, oido a su vez de su abuelo, orgulloso de hablarnos de la valentía de sus antepasados en tiempos de la dominación otomana, cuando el temor de los invasores a los guerrilleros escondidos en los bosques les hacía cubrir los cascos de los caballos con paños para atravesar las montañas en el silencio y la oscuridad de la noche. Su historia me recuerda otras similares de mi infancia, pero, ya fuera por el murmullo del río que corría más abajo o el trinar de los pájaros en esas horas todavía poco calurosas de la mañana, absorta en mis pensamientos me imaginaba, sin atreverme a decirlo en voz alta, cómo los modernos invasores entran en los pueblos al ritmo estridente de las alegres canciones de su publicidad.

Visto su emplazamiento, puerta del parque natural de los Balcanes, pienso cuánto tiempo tardará en ser colonizado por la voracidad del turista occidental siempre a la búsqueda de parajes nuevos y me pregunto si el poeta Botev será capaz de avisar a sus conciudadanos con tiempo de los peligros de esas nuevas invasiones bárbaras de la especulación feroz.